Agradecer, perdonar y pedir perdón
El ejercicio de hoy es tan sencillo como difícil. El orgullo puede presentar oposición, resistencia. Pero si pensamos en que la dimensión de nuestros dramas son proporcionales a nuestro ego, bien vale el intento de atreverse a agradecer, perdonar y pedir perdón. Comencemos la clase de hoy disponiéndonos a hacer tres columnas. Una para cada una de las siguientes preguntas o consignas: ¿A quién o quiénes debería agradecer? ¿A quiénes, pedir perdón? ¿A quiénes, perdonar?